18:12 | De intimidantes a ridículos, los sobrenombres de los capos de los cárteles mexicanos van desde Tony Tormenta hasta La Barbie o Winnie Pooh
México (Reuters). Parecen sacados de una serie televisiva y en muchos casos hasta provocan sonrisas, pero Tony Tormenta, El Hummer, La Barbie, Winnie Pooh o El Erótico son algunos de los apodos de los narcotraficantes más peligrosos y sanguinarios del mundo.
Para los sobrenombres en la cultura de la droga mexicana, todo vale: Pueden aludir a características físicas, a las maneras que tiene el sujeto de matar, al apellido, a los lugares donde operan, a sus estudios, o incluso a los autos que usan, entre otras cosas.
Jaime “El Hummer” González Durán, de mirada amenazadora y anchas mandíbulas, se ganó su apodo cuando con amenazas de muerte prohibió a todo el bajo mundo de la ciudad fronteriza de Reynosa adquirir una camioneta Hummer como la que tenía.
“El Hummer” dirigía gran parte de las operaciones del cártel del Golfo antes de caer tras las rejas, pero la historia de su apodo no fue olvidada, contó a Reuters un policía federal de Reynosa, ubicada frente a la ciudad texana de McAllen.
ES UN SIGNO DE DISTINCIÓN Y PARA ESCALAR DENTRO DE LA ORGANIZACIÓN
Los apodos son la marca registrada de cada integrante de los cárteles mexicanos y todos, desde líderes hasta sicarios de menor nivel, deben tener uno para distinguirse de la manada. Y eso los ayuda a escalar dentro de las organizaciones, cuya violencia para conquistar las rutas de tráfico se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de seguridad de México.
“Ni tu jefe narco ni nadie te va a recordar si no aceptas apodos (...); funcionas ahí dentro si tienes un apodo”, explicó un mando medio de la policía federal capitalina, que pidió el anonimato.
Hay sobrenombres que meten más miedo como “El Verdugo”, un apodo que carga el principal líder del poderoso cártel del Golfo, Heriberto Lazcano Lazcano, también conocido como “El Lazca”.
A esa organización pertenece “Tony Tormenta”, Ezequiel Cárdenas Guillén, hermano del histórico jefe de la organización, Osiel Cárdenas Guillén. Osiel fue condenado a cadena perpetua en una cárcel estadounidense y se ganó el apodo “el Mataamigos” porque supuestamente haber mandado a asesinar a su socio Salvador “Chava” Gómez para escalar en el cártel.
APODO DE MUÑECA
La lucha entre los cárteles rivales por el control del lucrativo tráfico de drogas hacia Estados Unidos ha dejado un saldo de 14.000 muertos desde que el presidente mexicano Felipe Calderón lanzó en diciembre del 2006 una campaña contra ellos desplegando decenas de miles de soldados y policías.
Las ejecuciones y las decapitaciones entre bandas rivales son cosa de todos los días, sobre todo en el norte de México.
Uno de los narcotraficantes más sanguinarios es Edgar Valdez Villarreal, del cártel de los Beltrán Leyva. Su apodo va a contramano de la crueldad que se le atribuye: “la Barbie”. Al narcotraficante más buscado de México, Joaquín Guzmán, se lo conoce como “El Chapo”, como le dicen en el norte mexicano a las personas de baja estatura. Guzmán mide unos 1,55 metros.
“Los apodos buscan establecer un sistema de pertenencia y de prestigio y también buscan una ofensiva mediática. Pero además sirven a los agentes de investigación para seguir la trayectoria de los personajes”, dijo Pedro de la Cruz, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Puede que no todos los apodos gusten a sus portadores, y que hasta en algunos casos suenen ridículos, pero definitivamente se han convertido en una poderosa carta de presentación, según la policía.
“¿Crees que a la Barbie le gusta que le digan así? Pero le quedó ese apodo porque es muy güero (rubio) y terminó aceptándolo y ahora hasta es un símbolo de poder. Tampoco creo que al Chapo le guste que le digan así. Simplemente le quedó”, dijo el policía de la Ciudad de México.
Solo unos pocos saben en qué circunstancias Oscar Guerrero Silva recibió el sobrenombre de “Winnie Pooh”, por qué a Alberto Espinoza Barrón lo conocen como “La Fresa” y a Germán Torres Jiménez como “El Tatanka”, o cómo se ganó Gustavo González Castro su apodo “El Erótico”.
Víctor Clark, presidente del Centro Binacional de Derechos Humanos en Tijuana y estudioso del narcotráfico en esa ciudad fronteriza, dijo que ha visto variar el tipo de apodos en esa zona con el pasar de las décadas desde sobrenombre más formales hasta algunos más intimidantes.
“Las actuales generaciones de narcos son más agresivos y violentos”, sostuvo. Y sus apodos lo reflejan. Basta ver el caso del violento sicario José Filiberto “La Perra” Parra, o el de Santiago Meza López, conocido como “El Pozolero” porque disolvió en ácido los cuerpos de 300 enemigos. El pozole es un guisado mexicano.
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